Mucho se está hablando estos días sobre qué tipo de mascarilla es la más adecuada para enfrentarse a esta nueva variante denominada Omicrom. Una de las preguntas más frecuentes que solemos hacernos a la hora de comprar es si optar por mascarilla higiénica, mascarilla quirúrgica o mascarilla FFP2. A través de este post, trataremos de resolver vuestras dudas.

En primer lugar, hay que distinguir entre Producto Sanitario, que es aquella mascarilla destinada a filtrar el aire exhalado y minimizar la transmisión de agentes infecciosos del usuario hacia fuera, protegiendo a los demás; y los Equipos de Protección Individual, EPIs, que son aquellas mascarillas que protegen al usuario a través de la filtración del aire inhalado.

Las mascarillas quirúrgicas tipo IIR estarían dentro de la primera categoría, Producto Sanitario Clase I, con un 99% de Eficacia de Filtración Bacteriana (EFB) de dentro hacia fuera. Desde el principio de la pandemia han sido muy importantes para ralentizar la propagación del virus, pero pueden resultar insuficientes en el caso de variantes muy contagiosas, debido a que la mascarilla no queda bien ajustada a la cara y existen huecos por donde se escapa el aire contaminado; y, por supuesto, en caso de que el portador, que puede estar infectado, haga un uso incorrecto de ellas (lleva la nariz fuera, no se cambia la mascarilla con asiduidad, etc).

Por tanto, si queremos protegernos, necesitaremos utilizar una mascarilla EPI FFP2. Pero no todas las mascarillas son iguales: no todas las FFP2 protegen de la misma manera, ya que cada fabricante consigue un determinado nivel de filtración. La Norma  EN 149 establece una protección de un mínimo de 92% la filtración de partículas tóxicas (como virus y bacterias) hacia el interior de la mascarilla. Este dato incluye tanto la filtración del tejido como la adaptabilidad de la mascarilla a la cara: aun partiendo de un mismo material con idéntica composición, el diseño y ergonomía de la mascarilla son fundamentales para lograr un ajuste lo más hermético posible a la cara: esto es, se trata de que entre el menor porcentaje posible de aire sin filtrar.

En la siguiente tabla, podemos observar las diferencias fundamentales entre la clásica mascarilla FFP2 con sujeción por gomas en las orejas y una mascarilla FFP2, con gomas ajustables a la cabeza (tras nuca):

Como podemos observar, la mascarilla FFP2 con referencia HY8920, tiene un nivel de filtración superior al de la tradicional mascarilla FFP2 (97% frente al 94% de media; siendo mínimo 92% lo que indica la Norma). Además de por la composición de la propia mascarilla, tiene una serie de características que la hacen más adecuada para protegernos de este virus:

– Incorpora una almohadilla de espuma en la pletina moldeable de la nariz, lo cual permite un mejor ajuste a las distintas formas de los puentes nasales de las personas.

– Asimismo, al no estar doblada por la mitad en vertical, sino longitudinalmente, el ajuste a la cara es aún mejor, ya que no entra ni sale aire por encima de la nariz, lo cual evita que se te empañen las gafas y cierra el paso al virus por ese pequeño hueco que si dejan las mascarillas FFP2 plegadas por la mitad.

– Igualmente, sus gomas de ajuste tras craneal evitan que la mascarilla se mueva. Se sugiere realizar un nudo que permita adaptarlas mejor al perímetro de la cabeza, para conseguir un ajuste perfecto. Este nudo se puede esconder en el pliegue lateral de la mascarilla, para que no moleste.

En conclusión, en exteriores puedes utilizar mascarillas quirúrgicas sin control del tiempo. Pero en interiores, para más de 15 minutos, deberías utilizar exclusivamente mascarillas FFP2 y FFP3 que no dejen huecos en el contorno facial y nasal, con pletina moldeable, almohadilla interna y sujeción a la cabeza por medio de gomas regulables exentas de látex.

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La nueva variante es demasiado contagiosa como para facilitarle la entrada por los pequeños huecos que podemos observar en la mayoría de mascarillas quirúrgicas y las FFP2 con sujeción a las orejas.

¡Cuidémonos!